La cera no es una producción vegetal, sino una secreción animal que las abejas voluntariamente segregan siempre que la necesitan a través de las glándulas ceríferas de las obreras jóvenes. Las escamas de cera salen de entre los anillos del abdomen, de donde, por medio de sus patas posteriores las llevan a su mandíbula y las mastican, impregnándolas de saliva y adicionando pequeñas cantidades de polen y propóleo, volviéndolas más maleables. Así, las laminillas de cera se transforman en esa maravilla de regularidad que es el panal.
¿Cuándo la producen?
La secreción de la cera está sometida a la acción conjunta de los cuatro siguientes factores:
- Tiene que haber una gran población de abejas jóvenes, según ROESCH, de doce a dieciocho días de edad; más jóvenes según LANDAUER.
- La temperatura en el interior de la colmena tiene que ser elevada, más concretamente de 33 a 36° C en el racimo de obreras cereras.
- Alimentación copiosa, tienen que entrar en la colmena grandes cantidades de miel y polen. Para segregar un kilo de cera las obreras consumen de 10 a 12 kg de miel.
- Necesidades de la colonia. En período de abundancia, la secreción de cera muy alta; en tiempo de carestía es nula. Sin embargo, las abejas pueden construir celdas y opercular sus larvas en ausencia de mielada, empleando cera procedente de los panales existentes.