Las tormentas de verano suelen ser frecuentes en este mes, el agua refresca las plantas y las provee de nueva fuerza. Las grandes floraciones de espliego y brezo son inminentes, las abejas sacarán grandes cantidades de néctar que a los pocos días se transformará en miel. Si el tiempo acompaña con lluvias y buena temperatura la cosecha de miel será buena, por el contrario, si las lluvias no aparecen, las flores estarán agotadas y mustias; las abejas encontrarán los nectarios vacíos, volverán a la colmena agotadas y con el buche vacío.
La reina empezará de nuevo la puesta, dependiendo de las precipitaciones, será más o menos abundante. Hay que remplazar a las agotadas pecoreadoras que han trabajado hasta la extenuación durante todo el verano. Después de tanto trabajo, es raro que lleguen a vivir más de 30 ó 40 días.
El agua escasea en este mes, el calor y la nueva cría, hacen que las necesidades de agua en la colmena aumenten, numerosas obreras aguadoras trabajan incansables para saciar la sed de la colonia.