Uno de los más interesantes restos escritos, del monasterio, que ha llegado hasta nuestros días, es el poema épico de Fernán González. El poema, escrito muy probablemente por un monje de Arlanza, apunta interesantes datos sobre el conde y sus hazañas, descritos entre el mito y la realidad histórica. En él se describen curiosos episodios como el que se refiere a la fundación del monasterio de Arlanza.
Castillo de Lara. © mielarlanza.com
Cuenta la leyenda que salió el joven Fernán González, cuando aún no poseía el titulo de Conde, de caza por los montes de basquevanas (sabinares de Arlanza) desde su fortaleza en el castillo de Lara.
En un momento de la montería quedó separado de sus acompañantes y, viéndose sorprendido por un jabalí, trató de refugiarse en una de las abundantes cuevas que jalonan las peñas cercanas al Arlanza. Resultó estar habitada por el santo eremita Pelayo con quien pronto estableció una agradable conversación.
Tan grata le resultó la compañía del santo que decidió pasar la noche en la cueva conversando con él. Pelayo, que poseía facultades visionarias y de adivinación le profetizó que llegaría a ser un justo y buen Conde y que vencería en renombradas batallas a los moros {profecía de basquevanas).
Fernán González, emocionado por aquellas palabras, prometió al Santo la fundación de un convento para el culto si tales augurios llegaban a cumplirse.
Pasados los años, todas las palabras que le vaticinara el anacoreta se hicieron realidad y Fernán González cumplió su promesa levantando primero la ermita de San Pelayo, para ordenar posteriormente la construcción del monasterio de San Pedro de Arlanza, donde eligió ser enterrado a su muerte.