En junio la colonia de abejas llega a su máximo desarrollo de población, las colonias que han enjambrado, tendrán todo el verano para reponerse de la perdida de abejas y miel.
Las jóvenes reinas salen nerviosas de las celdas reales, como si adivinaran que un duelo a muerte es eminente. De todas las reinas nacidas, solo una puede quedar con vida, que será la reina suprema de toda la colmena. La primera selección la hacen las propias abejas obreras, las reinas que salen defectuosas o poco vigorosas son rápidamente eliminadas. Las mejores reinas entablan la lucha sobre los panales, solo la más fuerte y ágil conseguirá ganar los sucesivos duelos.
Una vez concluida la selección de reinas, la vencedora, se torna más tranquila y se dedica a extender sus feromonas por la colonia para controlar a las abejas obreras, que también están nerviosas después de perder su vieja reina.
La nueva reina, después de 3 ó 4 días de descanso en el interior de la colmena, se decide a salir al aire libre, será la primera y última vez que sale de la colmena. Después de probar y desentumecer sus alas, en un día cálido y soleado inicia un vuelo en hélice, al principio lentamente, después con giros cada vez mayores y más rápidos. Los zánganos vuelan a millares por encima de la colmenas, cubriendo un círculo de centenares de metros de diámetro. Cada año, en estos meses, denotan su presencia por un intenso zumbido, comparable al de un enjambre dispersado.
Las colonias dejan de criar con tanta intensidad, unas por no tener reina, las otras, ya llegaron al máximo de desarrollo y ahora se dedican a recoger miel y guardarla en las alzas melarias.