Según los expertos, las abejas pueblan el planeta tierra desde hace 60 millones de años, y hasta el día de hoy han sobrevivido a toda clase de cataclismos sin la ayuda del ser humano. Durante todos estos millones de años de existencia, han sido el eje fundamental para el mantenimiento y desarrollo de la biodiversidad. En cambio, el Homo Sapiens, apenas lleva 250.000 años en el planeta, y le sería muy difícil vivir sin las abejas. Un tercio de la dieta humana y dos tercios de la animal, procede directa o indirectamente de la polinización realizada por las abejas.
El beneficio obtenido por la polinización de las abejas en todo el mundo, sólo en el sector agrario, se estima que supera los 160.000 millones de euros al año, y en España supera los 4.000 millones.
Es incalculable el beneficio que se produce en los ecosistemas no agrícolas, que sería de los bosques, praderas, sabanas, etc, sin el laborioso trabajo de nuestras amigas.
Las abejas, al tener que libar el néctar y recoger el polen de millones de flores, favorecen la polinización, fructificación y producción de semillas, contribuyendo directamente al mantenimiento y regeneración de los ecosistemas. Todos los insectos polinizadores y en especial las abejas, son los pilares de la biodiversidad y bioindicadores de la salud de los ecosistemas donde viven. Las últimas mortandades de abejas, principalmente en los países más desarrollados, han hecho saltar la voz de alarma, disparando el número de estudios dedicados a intentar comprender el por qué de tanta desaparición de abejas.