
Apiculture en Tunisie.
Apenas dos horas de avión nos separan de este hermoso país, bañado por el Mar Mediterráneo a lo largo de 1.300 km. Con una superficie de 163.610 kilómetros cuadrados, la tercera parte de la superficie de España, es el país más pequeño del norte de África. Tiene una población de 9,5 millones de habitantes, de los cuales un 98% son árabes, un 1,4 bereberes y un 0,6 % procede de otros países, principalmente de Francia. Alrededor de un 36 % de los tunecinos vive en el medio rural y cerca de un 45 % de la población tiene menos de 20 años. El idioma oficial es el árabe, aunque muchos, también hablan francés y en los últimos tiempos también español e italiano. Recientemente y debido al alza del turismo español y a las inversiones de España en Túnez , en los institutos están impartiendo también clases de español.
Cuando oímos hablar de Túnez, solo escuchamos de sus fabulosas playas, de gigantescos hoteles de 4 y 5 estrellas, de Cartago y algunos, hasta se atreven con el desierto, pero poco más. La mayoría de los turistas dejan de lado el resto del país, donde verdaderamente se “vive” Túnez; su cultura, religión y costumbres. Pero así es el turismo de hoy, turistas teledirigidos por grandes tour operadores, con unos intereses basados en obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible.
Para los que quieran conocer Túnez por “libre”, encontrarán a los tunecinos, que son un pueblo hospitalario, y siempre dispuestos a ayudar al viajero que visita sus tierras. Un pueblo abierto, donde las mujeres tienen una cota de libertad impensable en otros países árabes. Trabajan en la policía, en las instituciones públicas, no pueden ser repudiadas por sus maridos, pueden solicitar el divorcio, la poligamia está prohibida y el aborto es legal desde 1965.

El Clima.
Túnez posee una diversidad de climas excepcional: desde los verdes y templados valles de Nefza y Tabarca en el norte, hasta los desiertos oriental o de Jenein y bou Ghezal en el sur, pasando por las altas estepas de Sehel, y terminando por los 1.300 km de costa con una clara influencia del mar Mediterráneo. Podemos asegurar, que Túnez se parece mucho a España en cuanto al clima, aunque todavía con las diferencias más marcadas: más lluvia en el norte y más desierto en el sur. Solo una cosa es diferente, y son los grandes oasis que encontramos en pleno desierto o en las proximidades de la costa, como el oasis de Gabes que cuenta con 300.000 palmeras datileras.
Rara vez hiela en Túnez, salvo en las montañas más altas. En todo el territorio con influencia del Mediterráneo, la temperatura en los meses más fríos, enero y febrero, no baja de 6 grados; y en los mesen más cálidos, julio y agosto no pasa de los 32 grados. En los desiertos del sur y el oeste, hace mucho frío por las noches y mucho calor por el día, pero estas zonas no tienen ningún interés apícola, salvo por sus oasis.
EL SECTOR APÍCOLA.
La apicultura tunecina se distingue por la coexistencia de dos sectores, correspondientes con dos sistemas completamente diferentes: el sector tradicional y el sector moderno.
El sector tradicional está en franca regresión. Es una apicultura sedentaria, muy extendida por todo el medio rural y que raramente sobrepasa la docena de colmenas. Se practica principalmente en los oasis del centro y sur del país, donde la apicultura moderna todavía no se ha desarrollado.
En el norte las colmenas utilizadas, en su mayoría, son del tipo de “corchos” utilizada mucho en Extremadura; en los oasis son de cañas y barro, también utilizadas en algunas regiones de España. Los manejos de este tipo de colmenas son casi nulos, a lo único que se acercan los apicultores a ellas, es para extraer la miel, y esto solo ocurre una vez al año. Las mieles obtenidas son de baja calidad, se venden en los mercados locales o son consumidas por los propios apicultores, que en la mayoría de los casos tienen la apicultura como un complemento a la agricultura o ganadería.

En el año 1975 Túnez contaba con 120.000 colmenas tradicionales, la varroa y la apicultura moderna ha ido forzando al abandono de esta actividad, que ha pasando a tener menos de 15.000 colmenas en el año 2006.

El sector moderno está por el contrario en plena expansión, pasando de 6.000 colmenas en el año 1975, a tener 250.000 en el año 2006. Estas colmenas son explotadas por aproximadamente 15.000 apicultores, de los cuales un 20% tienen la apicultura como medio de vida. En Túnez, parece increíble, pero los apicultores profesionales consiguen sacar las explotaciones adelante con relativamente pocas colmenas. La media por explotación profesional la podemos fijar en 150 colmenas, y solo 4 ó 5 apicultores en todo el país pasa de las 500 colmenas. El 80% de los apicultores tiene menos de 50 colmenas, y el 30% menos de 20. Estas pequeñas explotaciones, tienen la apicultura como un complemento a otras actividades agrícolas o ganaderas, la mayoría están asentadas en el medio rural y comercializan la miel en un entorno cercano. Pero no nos engañemos, esto no quiere decir que los apicultores vivan en la indigencia. Con los ingresos obtenidos por la venta de la miel, de sus 150 colmenas, consiguen un nivel de vida superior, a cualquier otro trabajo. Esto principalmente es debido al alto precio que tiene la miel de producción nacional, en los mercados no se consigue miel de Túnez por menos de 18 dinares (12 euros).
En 25 años la apicultura se ha desarrollado de una forma vertiginosa, debido principalmente, a la introducción de la colmena tipo Langstroth y al aprovechamiento de las diferentes floraciones del país mediante la práctica de la trashumancia. Hay dos rutas principales de trashumancia: de sur a norte, aprovechando los inviernos cálidos del sur para desarrollar las colmenas y después irlas moviendo dirección norte, para aprovechar las floraciones de romero y tomillo; y de oeste hacia el este, aprovechando primero las floraciones de brezos tempranos y después acaban en el este (Cabo Bon) donde las abejas tienen comida abundante en las extensas plantaciones de cítricos.
También a lo largo y ancho del país, las abejas disponen, del abundante néctar que aportan las diferentes especies de eucaliptos. Así, la producción de miel también aumentó de forma considerable, pasando de tener cosechas insignificantes a producir de 15 a 20 kilogramos por colmena y año.

POTENCIAL MELÍFERO.
En Túnez hay tres grandes grupos de plantas melíferas, dos de ellas son cultivadas: los cítricos y los eucaliptos. El otro gran grupo son las plantas autóctonas del Mediterráneo, principalmente: tomillo y romero.
Los cítricos, ocupan una extensión de 14.130 hectáreas, localizadas en su mayoría en El Cabo Bon. También hay plantaciones en Zaghouan, gran centro agrícola construido al pie de una montaña, cuyo pico más alto, del cual toma el nombre la ciudad, tiene 1290 metros. Los naranjos florecen entre marzo y abril. Si las condiciones meteorológicas son propicias, las cosechas son seguras y se realizan a finales del mes de mayo.
Los eucaliptos, ocupan una superficie de 15.000 hectáreas de las que 10.000 se encuentran en Séjnane (Noroeste del país). El resto están repartidas entre las regiones de Kélibia y de Pont du Fahs. La principal floración se produce a finales del mes de junio, aunque dependiendo de la situación y de la especie, este árbol, ofrece floraciones a las abejas casi todo el año.
Tomillo y romero, muy extendidas por todo el país, cubren una superficie de 336.000 hectáreas, localizadas en el centro, oeste y nordeste. Estas floraciones, al igual que en España, suelen ser muy caprichosas a la hora de aportar néctar, dependiendo mucho de las precipitaciones y de las condiciones meteorológicas que hay, cuando permanecen en flor.
Los árboles frutales, almendros, manzanos, perales, melocotoneros, albaricoqueros, principalmente, ocupan una extensión de 330.000 hectáreas.
Otras especies melíferas, principalmente brezos, lavandas, cardos y tréboles, cubren los suelos de Túnez de forma espontánea, aportando néctar y polen durante casi todo el año.

LAS ABEJAS.
En Túnez predomina la abeja: Apis Melífera Artemisa, de color negro y de talla mediana. De rápido desarrollo cuando las condiciones climáticas son las idóneas. Agresivas, cuando no encuentran en el campo comida, y también cuando enjambran. Estas abejas tienen un buen comportamiento, de defensa, ante la siempre temible varroa destructor, consiguiendo extraer las varroas de las celdillas. Investigadores alemanes están produciendo abejas reinas, para exportarlas a Alemania, por su buen comportamiento de defensa contra varroa.
Durante las visitas a los colmenares tunecinos, con condiciones meteorológicas adversas, hemos comprobado que las abejas no son tan agresivas como nos contaban los apicultores. Mas bien, todos pensamos que eran bastante más mansas que la mayoría de las abejas españolas. También pudimos constatar que había bastante mezcla de abejas en las explotaciones, encontrando en alguna colmena abejas amarillas.
GRANJA EL INTILAKA, DE “1’OFFICE DES TERRES DOMANIALES.”
En Beni Khaled, se encuentra situada la única granja apícola que posee el gobierno de Túnez. En esta granja se extrae la miel de todas las colmenas que posee el gobierno, repartidas por todo el territorio y asentadas en terrenos del gobierno.
En la propia granja explotan 112 colmenas Langstroth, además de sacar miel y enjambres, también las utilizan para polinizar las tierras de naranjos que poseen, alrededor de 2.000 hectáreas. En la granja también hay melocotoneros, eucaliptos y monte bajo cubierto de un extenso manto de romero. Las producciones que alcanzan son de 15 kilogramos por colmena y año. La miel es extraída en la propia granja y embasada, comercializándola principalmente en grandes supermercados. En la granja también hacen cursos de reciclaje para los apicultores.

ESTACIÓN APÍCOLA DE M’ RAISSA, DE 1’OFFICE DE 1’ELEVAGE ET DES PATURAGES.
Creado en el año 1976 en Takelsa para el desarrollo de la apicultura en Túnez y cofinanciado por la FAO. El proyecto es administrado por el Centro Internacional de Fisiología y Ecología de Nairobi, en Kenia.
El objetivo principal del centro es el desarrollo de la apicultura en todo el país, y consta de varias líneas de apoyo:
- Laboratorio para el análisis y control de calidad de las mieles. Analizan todos los parámetros de la miel, incluidos residuos. Los análisis son gratuitos para todos los apicultores del país, solo pagan una pequeña tasa por los reactivos utilizados en los análisis.
- Departamento de mejora genética de la abeja tunecina. Poseen varios colmenares repartidos por el centro, donde siguen un programa de selección genética, basándose en varios parámetros que para ellos tienen gran importancia, como son: la longitud de la lengua, color, y medida de alas. Una vez seleccionadas las colmenas adecuadas, crían reinas y zánganos. Utilizan la inseminación artificial para obtener mejores resultados, controlando así el posible apareamiento de la reina con zánganos no deseados. Llevan tres años dedicados a la selección, de una abeja más productiva y adaptada al ecosistema de Túnez; y próximamente se verán los resultados, ya que tienen pensado repartir las reinas obtenidas entre los mejores apicultores del país.
- Formación. Aprovechando las investigaciones, en este centro se imparten cursos para estudiantes de escuelas profesionales y superiores. Los estudiantes de cursos superiores, acuden a este centro para especializarse. Aprenden el manejo de colmenas, y los diversos métodos de lucha y control de las enfermedades de las abejas. También se dan cursos de iniciación y perfeccionamiento, para todos aquellos apicultores que lo deseen.
COOPERATIVA DE BÉJA.
Situada a 100 kilómetros al oeste de Túnez capital, Bèja es la primera ciudad cerealista del país, la segunda en producción de leche y la tercera en carne roja. Las dos terceras partes de agua potable del país se encuentran en esta región.
En esta rica región, se ha creado la primera cooperativa apícola del país, que va a invertir 320.000 dínares (193.000 euros) en el desarrollo de la apicultura. Esta inversión está cofinanciada por el gobierno de Bélgica.
En la actualidad consta de 72 socios y un capital social de 105.000 dínares, pero sus orígenes fueron mucho más modestos, empezando con un capital social de 6.000 dínares.
Es una cooperativa sin ánimo de lucro, cuyo principal objetivo es ayudar a los apicultores que la integran. La primera etapa por la que pasan los aspirantes a socios, es la de formación. Una vez realizados los cursos, se obtiene un título de aptitud profesional, con el que tienen derecho a obtener un crédito de la cooperativa. Hay 8 mujeres asociadas, entre ellas la presidenta de la cooperativa, la media de colmenas por mujer, es de 25.

La cooperativa cuenta con 2.600 colmenas, de las cueles una buena parte hace trashumancia, pero de una forma muy peculiar, al ser las explotaciones muy pequeñas, la trashumancia se hace de una forma colectiva.
Su objetivo más inmediato es montar una laminadora de cera, ya que la cera que importan de Francia les cuesta 12 dínares el kilo (8 euros), un precio demasiado elevado para el nivel de vida del país. También piensan, que el laminar su propia cera servirá para mejorar las condiciones sanitarias de sus colmenas.
Uno de los principales problemas que tienen, es la comercialización de la miel producida. La miel se vende íntegramente en el mercado nacional, principalmente se comercializa en hoteles, centros turísticos y ferias apícolas.
CON LOS APICULTORES TUNECINOS….
No son muy diferentes los problemas de los apicultores tunecinos a los que tienen los apicultores españoles, enfermedades, abejarrucos, raza de abejas poco productivas, y condiciones climáticas adversas; son sus principales dificultades a salvar, para obtener buenas cosechas de miel. Pero cuentan con una gran ventaja, la miel producida por ellos, alcanza en el mercado, precios, que ya quisiéramos para las mieles producidas en España. Vendiendo la miel a precios que rondan los 18 euros el kilo, unido a los bajos costes de producción y a lo cercano del mercado, hace que la apicultura en Túnez sea una de las actividades agrarias más rentables.
Algo que nos llama la atención al visitar los colmenares, es la mansedumbre de las abejas, quién diría que esto es África, con sus abejas Adansoni, tan temidas en todo el mundo, y que tantos problemas ha traído a los apicultores de toda América. Aunque mansas, las malas cualidades de las abejas tunecinas, parece ser uno de los principales problemas que tienen, ya que todos los apicultores están de acuerdo en el tema.

Han intentado resolver el problema, importando reinas italianas, de EEUU, y de otras partes de Europa, pero con ninguna de ellas, han conseguido buenos resultados. En los últimos tiempos, han puesto la vista en la abeja ibérica, piensan, que dadas las similitudes climáticas y de floraciones de los dos países, estás abejas podrían funcionar muy bien en Túnez. Al igual que en España, no se ha hecho ningún tipo de selección de la abeja nacional, la cría de reinas es inexistente. La demanda de reinas seleccionadas es importante, pero no encuentran ningún proveedor que satisfaga esta demanda.
El abejarruco, llega en abril y permanece cerca de las colmenas hasta el mes de octubre, según los apicultores, cada año, los daños causados a las colmenas son mayores. Y como en España, sufren con resignación al “pájaro”, ya que también está protegido.
El cambio climático, es otro de los grandes problemas. Seis meses de invierno y seis de verano, sin lluvias intermedias; esto es lo que piensan la mayoría de los apicultores tunecinos. ¿Y donde se quedó la primavera? Se preguntan otros. Cuando falta el agua en los meses de marzo y abril, el desastre está asegurado. Los vientos fríos y persistentes, también hace que se pierdan muchas reinas, en los periodos de fecundación.
Las enfermedades de las abejas, principalmente la loque y la varroasis son las más temidas, causando si no se tratan a tiempo, grandes bajas de colmenas. Los tratamientos de varroa se hacen una vez al año, con un único tratamiento consiguen controlar a éste parásito, lo demás lo hacen las abejas, que según la opinión de los apicultores, consiguen mantener a la varroa en unos bajos índices de infestación. Los tratamientos, en su gran mayoría, se hacen con productos no autorizados para las colmenas. Como en otros países, se buscan sustitutos baratos, ya que los productos específicos para las abejas, tienen precios prohibitivos para estos países emergentes.
La cera estampada que utilizan, es de importación, principalmente la importan de Francia. En todo Túnez no hay ni una sola fábrica que se dedique a laminar cera, esto les supone a los apicultores un importante gasto, ya que los productos importados tienen aranceles muy altos. Los importadores tunecinos, intentan bajar los precios de las láminas, disminuyendo la calidad, mal “parche” para los apicultores.
La maquinaria de extracción también es de importación, las plantas que ha adquirido el gobierno son de fabricantes franceses, dado los buenos lazos de amistad que les une con este país. Los pequeños extractores y material de manejo son españoles, más asequibles para las pequeñas explotaciones de este país.
En Túnez el consumo de miel por persona y año, ronda los 300 gramos. Es consumida principalmente como medicamento, por esto buscan que sea de buena calidad y si es de producción nacional, mejor. De las aproximadamente 15.000 toneladas que se consumen al año en todo el país, una buena parte procede de la importación de terceros países. Francia y España son los mayores proveedores, en su mayoría es miel que llega a Túnez envasada y que se vende a la mitad de precio, que la miel nacional.
El idioma siempre es una barrera, pero no insalvable, Túnez es la puerta de todo África, puerta que deberían aprovechar los fabricantes españoles, para introducirse en un mercado que ofrece grandes oportunidades de negocio.
Las condiciones para la inversión extranjera son excelentes.

La inversión no requiere ninguna autorización. La parte extranjera puede poseer hasta el 100% del capital. El inversor extranjero se beneficia de las mismas ventajas, que las que se conceden al promotor tunecino. Los incentivos fiscales, a nivel de la explotación y de la inversión son inmejorables. Es un país que ofrece seguridad. ¿Qué más se puede pedir?
Agustín Blanco de Domingo.
Hortigüela, febrero de 2007.
Las fotos y los textos son propiedad del autor, si necesita utilizarlos, siempre tiene que contar con su autorización.